Primero Dios o dios, sea con mayúscula o con minúscula, gramáticamente esta palabra solo se escribe con mayúscula después de un punto, puesto que es un sustantivo común, más no propio, como los cristianos y católicos han adoptado, ya que su “Dios” sigue sin nombre.
La cultura mexicana ha adoptado como propia al catolicismo sin dejar de lado al cristianismo que en el mundo tiene muchos seguidores. Religiones que en el pasado fueron una sola, pero por obra de Martin Lutero se separaron, aun así y a pesar del tiempo siguen creyendo en el mismo dios, pero con diferentes maneras de adorarlo y llevar la palabra a sus fieles. Por esta razón he de tocar este tema.
Al pensar en la existencia de “Dios” podríamos darnos cuenta de su inexistencia, es decir lo que supuestamente prueba que éste existe, es todo lo contrario, prueba su inexistencia, ya que no hay sentido al darnos cuenta de que solo somos marionetas de su poder. Preguntémonos, ¿Qué haría yo con un títere? La respuesta seria: lo que yo quisiera. Entonces “Dios” hace eso con cada uno de nosotros, cosa que no tiene sentido, él supuestamente nos quiere como seres autónomos, pero éste se contradice, ya que un ser autónomo es libre de creer en lo que el desee, pero esto no es así, porque ese dios solo quiere que creamos en el.
“Ni Dios ni Amo” la razón por la cual se menciona primero a “Dios”, es por su autoridad sobre el planeta y el ser humano, el segundo, el amo, por su autoridad sobre las clases sociales y las tierras. Por lo que se acaba de describir, los anarquistas han tomado una moral ateísta y de autonomía, ya que no vemos razón por la cual hay que dejar al azar nuestras vidas, mucho menos a la postre de un ser imaginario o del jefe del Estado.
Hay razones de sobra para darnos cuenta de que en realidad no hay dios, la primera y la raíz de una creencia es la herencia, puesto que si los padres creen en un dios, hay muchas posibilidades de que sus hijos también crean en el mismo; el punto es que desde el momento es que nacemos ya nos pusieron una marca como si fuésemos ganado, y esta dice, “Creo en el mismo dios que mis padres”, aunque en realidad no sabemos ni decir una sola palabra. Desde ese día ya somos parte del rebaño de su dios, sea cual sea éste. Así, una vez formando parte de una sociedad ciega y creyente, seguimos creciendo y al mismo tiempo creyendo en lo que dice el líder de la iglesia, el predicador o sea quien sea pero al final el mismo charlatán, aquel que no sabe ni quien es “Dios”, como él lo llama, pero habla tan seguro de sí mismo porque al final de sus eventos aburridos obtendrá el pan de cada día, más bien: el capital de cada día. De este modo se pasa una vida entera, escuchando y obedeciendo sin cuestionarse, creciendo, aprendiendo, trabajando, agradeciendo al imaginario ser, conocer a alguien, conformarse con este, tener hijos, morir y ya esta, ahora los sacramentos están cumplidos, al final solo te preguntaras ¿hubo sentido? Ojala tu lo encuentres porque yo no, ¿Por qué hacer lo que todos hacen? ¿Por qué creer en lo que todos creen? Somos libres, “La verdad os hará libres”, y libre es lo que todos queremos ser, entonces ¿para que un gobierno?, ¿para que una iglesia?, ¿para que un ejército de éstos holgazanes?, ¿para que todas esas cosas que solo sirven para esclavizarnos aun más?
¿Quién es el que gana?, ¿Cual el que pierde?
Años hablando del paraíso y este nunca llega, porque no luchamos por el, porque la gente sigue creyendo en cuentos infantiles, en que los muertos resucitaran y que solo los seleccionados irán a ese paraíso con muchas flores, animales que hablan, primaveras eternas y un sin fin de cosas bellas que su “Dios” les promete, los malos se irán al infierno con un sujeto con cuernos, y arderán en las llamas, todo el día y todos los días serán castigados. Todo el tiempo nos hablan de este cuento que da risa, tanto como las religiones, esas que luchan todo el tiempo por ver cual es la mejor, cual tiene más seguidores, cual les da a sus fieles un mejor premio, por ver quien tiene más deidades, cual es la que hace más milagros. Esa es su lucha, lucha eterna que juega con la humanidad; morimos y el mentado “Dios” nunca apareció.
A veces me pregunto para que demonios queremos una vida así, llena de monotonía y mentiras, sabiendo que hay cosas mejores, hablo de una vida autónoma, donde cada uno sea librepensador, donde no haya quien gane con solo hablar y prometer, como lo hacen los evangelistas y los gobernantes.
No digo que ser ateo sea mejor, pero al menos puedes actuar sin pensar que te están vigilando, al menos puedes pecar sin tener que pasar por las vergüenzas de confesarte y todos esos rituales que degradan tu individualidad y tu privacidad, no escribo esto para hacerlos cambiar de pensar como lo hacen los sacerdotes, pastores y borregos de “Dios”, solo para expresar lo que pienso, para sentirme libre y conforme con lo que estoy haciendo, porque sé que muchos están en la misma situación. Me da coraje ver como se humillan ante una deidad que ni siquiera saben que existe, porque siento odio al ver como crecen los imperios sangrientos de las religiones, porque estoy harto de mentiras, porque los crímenes en nombre de “Dios” y otros dioses junto con los gobiernos se quedan impunes, porque me da rabia al ver como desde pequeño ya eres esclavo, y porque me da asco saber que los farsantes se ríen a nuestras espaldas.
No decides como morir, pero si como vivir, actuemos ahora que mañana podría ser tarde, la verdad no tiene dios, pero necesita de alguien que la defienda.